Cuando un determinativo actualiza a un sustantivo que empieza a- (o ha-) tónica, deben tenerse presentes las siguientes normas:
a) El artículo en singular adopta la forma femenina el y no la más normal la:
-el ave rápida -el aula pequeña -el alma limpia
Esta forma femenina el del articulo, aunque coincide con la forma masculina el (el libro, el látigo), proviene del femenino latino illa que evolucionó a ela y mas tarde a el (con apocope de –a). la segunda procede del masculino latino ille que dio ele y luego el. Hay, por tanto, dos formas el en castellano: la femenina, que hoy se usa solo delante de los sustantivos femeninos que empiezan por a- (o ha-) tónica, y la masculina.
b) También se emplea en estos casos la forma femenina apocopada un, aunque es valida asimismo la forma plena una:
-un (a) ave - un (a) aula -un (a) hambre - un (a) hacha
c) Por ser formas compuestas de un, también se usan en estos casos algún, ningún y veintiún, aunque son validas asimismo, pero hoy menos frecuentes las formas plenas alguna, ninguna y veintiuna:
En plural, tanto el articulo como los indefinidos un, algún y ningún adoptan las formas femeninas normales. Se exceptúa veintiún, que no tiene forma del plural aunque se combine con sustantivos en plural:
Los epicenos son sustantivos que designan seres sexuados que no marcan gramaticalmente la diferencia de sexo, ni mediante desinencias ni combinaciones con determinantes y/o adjetivos maculinos o femeninos. Se trata de un sustantivo que tiene un solo género (masculino o femenino) y no refleja la diferencia de sexo. Etimológicamente, epiceno viene viene de la locución griega ἐπίκοινος, que significa "común". Como hemos dicho, designan a seres sexuados; veamos algunos ejemplos tanto en animales como también en el ser humano: _ Animales: buitre (macho-hembra); lince (macho-hembra). _ Humanos: ídolo (hombre-mujer); bebé (hombre- mujer).
En caso de que sea necesario distinguir el sexo, se puede recurrir a un artículo o adjetivo: un/una gorila, o bien a la oposición macho/hembra gorila macho o gorila hembra.
Sin embargo, existen dialectos del castellano ( sobre todo en América) en los que se produce una ruptura con algunos epicenos como el mencionado anteriormente, bebé, ya lo que podemos encontrar como una palabra común al género (el bebé, la primera bebé...).
La amplia gama de clasificaciones de los nombres con respeto al género ( comunes, ambiguos, epicenos..) dan lugar a confusiones y dudas entre los hablantes incluso entre aquellos cuyo contacto con la escritura es constante. La RAE ha realizado modificaciones y ha elaborado explicaciones para intentar normativizar el género gramatical y que su uso sea ampliamente aceptado y reconocido.
En esta caso, queremos centrarnos en aquellos sustantivos referidos a títulos yprofesiones acabos en –o Como veremos a continuación la formación de sus femeninos es compleja debido sobretodo al cambio social que ha experimentado en los últimos años la mujer con su incorporación al mundo laboral y profesional. Esta situación ha hecho necesaria la creación de femeninos que anteriormente no se utilizaban debido al papel imperante del hombre en la sociedad, pero hoy en día son ineludibles.
La forma femenina es posible a través de la terminación –a sobretodo en aquellos casos cuya terminación del masculino es –o (pescadero/pescadera, enfermero/enfermera, panadero/panadera...).Este “desdoblamiento desinencial” aparece principalmente a partir de 1992 ya que muchos de estos femeninos se incluyeron en el Diccionario de la RAE.
Al principio se siguió usando el masculino pero más tarde se considerarían a estas palabras como comunes en cuanto al género y se usaría la forma femenina. Por ejemplo, la arquitecto / la arquitecta siendo esta última forma la que hoy debemos de utilizar.
Ante esto último debemos decir que la RAE propone una aclaración según la cual algunas palabras pueden aparecer tanto en su forma masculina como femenina; pero si queremos que desaparezcan ciertas connotaciones negativas hacia algunos sustantivos femeninos, lo mejor será, efectivamente, utilizar la forma femenina.
Existen, sin embargo, algunas excepciones que debemos tener en cuenta. La palabra piloto no cuenta con este desdoblamiento por ello siempre oiremos la piloto y no la pilota. También son excepciones algunas palabras en su forma acortada; así diremos la endocrinóloga pero no diremos la endocrina sino la endocrino.
Otra palabra muy polémica en cuanto al género es la palabra obispo. En este caso, ni la RAE ni el DPD (Diccionario panhispánico de dudas) reconocen el femenino ya que la religión prohíbe el acceso de mujeres a estos cargos y como no existen casos femeninos no es necesaria su utilización.
Por último, en cuanto a profesiones no cualificadas como bombero o mecánico lo correcto es decir la mecánica y no la mecánico ya que la RAE no aplica su advertencia morfológica con estas palabras y es necesario usar el femenino.
*Fuente: Gómez Torrego, Leonardo. “Hablar y escribir correctamente” Vol 2.
El dramaturgo Irlandés Oscar Wilde decía que “no existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo”.Sin embargo, vemos que al comunicarnos con los demás esta tarea se complica y necesitamos muchas más reglas para que nuestros pensamientos e informaciones no se transformen en un caos de palabras ininteligibles.
Muchas son las reglas establecidas pero también son muchas las reglas que no son respetadas. Según el contexto en que nos encontremos nuestras formas de expresión varían y se adaptan al mismo, pero debemos tener presentes algunos aspectos elementales de nuestra lengua. Dudamos constantemente ante algunas palabras y expresiones; por ello, debemos seguir estas pautas básicas (estándar) mediante las cuales nuestros receptores sean capaces de comprender el mensaje.
A través de los siguientes artículos intentaremos despejar algunas de estas dudas que día a día nos abordan e incomodan y pueden hacer que un texto pierda su sentido y armonía.