lunes, 16 de marzo de 2009

Español y castellano: dialectos en América Latina


La polémica sobre cuál de estas denominaciones resulta más apropiada está hoy superada. El término español resulta más recomendable por carecer de ambigüedad, ya que se refiere de modo unívoco a la lengua que hablan hoy cerca de cuatrocientos millones de personas. El español, pese a ser uno de los idiomas más hablados en todo el mundo (400.000.000 hablantes), conserva una considerable homogeneidad. Sin embargo, existen diferencias lingüísticas perceptibles entre sus dialectos, y especialmente entre España y Latinoamérica, por la lejanía entre estos lugares.

Español es la denominación que se utiliza internacionalmente (Spanish, espagnol, Spanisch, spagnolo, etc.). Aun siendo también sinónimo de español, resulta preferible reservar el término castellano para referirse al dialecto románico nacido en el Reino de Castilla durante la Edad Media, o al dialecto del español que se habla actualmente en esta región.

América es el continente con mayor población hispanohablante, y en ella se hablan la mayoría de los dialectos del español, surgidos principalmente de las modalidades de Andalucía y de Extremadura, regiones del sur de España, y probablemente más aún del dialecto canario.

Mientras que en España las diferencias entre los dialectos del español son muy grandes —tanto léxica como fonéticamente—, en Latinoamérica la homogeneidad es mayor. Aun así, pueden señalarse los siguientes rasgos en el español de América, que explicaremos a continuación.

Características generales: Cuestiones históricas y geográficas.

«La lengua oficial de España y de otras comunidades hispanohablantes es el español, también llamado castellano por motivos históricos, pues no cabe duda de que su origen está en la variedad que se habló en la Castilla primitiva. Recibió después influencias diversas, se pulió como lengua general y evolucionó hacia normas más o menos alejadas de su origen primero. El nombre de castellano tiene, por tanto, una explicación lógica por su origen, pero, en realidad, si se habla desde un punto de vista lingüístico, sería preferible usar español – equivalente a francés, inglés, italiano – y reservar castellano para la variedad de Castilla.
Sin embargo, a las razones de tradición histórica que apoyan el uso de castellano junto al de español, se han sumado en los últimos años presiones extralingüísticas que han llevado a preferir castellano en la Constitución y a que algunos medios eviten español. Lo cierto es que ambos términos se usan como sinónimos y es frecuente encontrarlos simultaneados en el mismo párrafo de cualquier periódico.
[García Mouton, Pilar: Lenguas y dialectos de España. Madrid: Arco/Libros, 1994, p. 24]

Según Francisco Marcos Marín «Hay bastantes razones que apoyan actitudes a favor de una pura y oportunda sinonimia.[..]Lo que sucede es que, desde el punto de vista del observador del idioma, no cabe duda de que, en la mayor parte de su dominio lingüístico, castellano y español se usan alternativamente, como sinónimos perfectos, sin otras implicaciones.»
Para la designación de la lengua eso tiene su importancia: las regiones extremas, que conservan sus propias lenguas, tan españolas como el castellano, prefieren que “vasco“, “gallego“ o “catalán“ se contrapongan a “castellano“ y utilizan menos “español“ como equivalente de “castellano“. Las otras regiones, en cambio, que no tienen una lengua autóctona distinta de la de Castilla (descontados los focos reducidos de astur-leonés y aragonés), consideran la lengua de Castilla tan suya como de los castellanos, y prefieren utilizar “español“ para designar la lengua común, mientras que ven en “castellano“ una señal de predominio de una región, en materia lingüística, cuando la lengua es sentida como propiedad de todos.»
[Marcos Marín, Francisco: Curso de gramática española. Madrid: Cincel, 1980, pág. 63]

Español o castellano, castellano o español son igualmente válidos en el uso, pero aquí, para evitar errores de concepto, se llamará en general español a la lengua y castellano a su primera etapa de reformación y expansión o a la actual variedad de Castilla. Esto permitirá distinguir entre el castellano que desde hace siglos se habla en tierras cercanas, por ejemplo, al leonés, y el español que difunden la escuela y los medios.»
[García Mouton, Pilar: Lenguas y dialectos de España. Madrid: Arco/Libros, 1994, p. 24]

Distintas variantes del español latinoamericano:

Español Amazónico:

En la zona amazónica influyen las lenguas de la región, sobre todo para designar flora, fauna y actividades.

Español Boliviano:

En Bolivia existen modalidades y regionalismos del español hablado, especialmente en el departamento de Santa Cruz de la Sierra.

Se trata en su origen de la extensión más norteña del antiguo y colonial dialecto del Cono Sur. Sus hablantes, los cambas o cruceños, presumen de parecerse físicamente más a los españoles.

Español Caribeño:

Es un español marcado con modismos, influenciado con el habla andaluza, canaria y sobre todo la presencia negra.

Abarca los territorios isleños de Cuba, la República Dominicana y Puerto Rico, así como también las áreas costeras y, por extensión, el interior de Venezuela, el norte de Colombia y la mayor parte de Panamá.

Es también el que más se oye en las ciudades de Miami y Nueva York en Estados Unidos y el que emplea la mayoría de los cantantes de salsa.

Español Centroamericano:

El español hablado en Centroamérica, el Arahuaco y el Caribe; también es la variante del idioma español empleada en las repúblicas centroamericanas de Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala junto con el estado sureño mexicano de Chiapas. Representa un estadio medio entre los dialectos de las tierras altas y bajas americanas.

Incorpora vocablos como: bohío, yuca, sabana, guacamayo naguas o enaguas…


Español Cordillerano:

A lo largo de la Cordillera de los Andes desde el Ecuador hasta el trópico de Capricornio, tiene influencias del quechua, del aymará y de otras lenguas autóctonas hoy extintas.

Algunas palabras siguen en uso, por ejemplo del quechua: alpaca, guano, vicuña o china. .


Español Chileno:

El español hablado en Chile tiene sus principales diferencias frente a otros dialectos latinoamericanos son de pronunciación, sintaxis y vocabulario. Es reconocido por tener una multiplicidad de tonos para cada situación y por su conjugación de la segunda persona singular (tú).

Español colombiano – ecuatoriano:

El español colombiano-ecuatoriano y con cierta prolongación en la costa norte de Perú es una mezcla del dialecto caribeño y el peruano ribereño. El centro urbano principal de la región es Guayaquil, igual que Bogotá y Quito, y hay importantes comunidades de raza negra principalmente en la costa colombiana (particularmente el departamento de Chocó) con sus modismos y usos locales.

Español Mexicano:

La forma o dialecto del español hablado en México principalmente en la zona centro presenta un sustrato indígena principalmente nahuatl, sobre el que se depositó la lengua castellana. Sin embargo, si bien en el léxico su influencia es innegable, apenas se deja sentir en el terreno gramatical.

En el vocabulario, además de los mexicanismos con los que se ha enriquecido la lengua española (como jícara , petaca, petate aguacate, tomate, hule, chocolate etc.) el español de México cuenta con muchos nahuatlismos que le confieren una personalidad léxica propia.

Puede ocurrir que la voz nahuatl coexista con la voz española, como en los casos de cuate y amigo, guajolote y pavo, chamaco y niño, mecate y reata, etc. En otras ocasiones, la palabra indígena difiere ligeramente de la española, como en los casos de huarache, que es un tipo de sandalia; tlapalería, una variedad de ferretería, molcajete, un mortero de piedra, etc.

Español Paraguayo:

El Español usado en Paraguay al igual que en las provincias argentinas de Misiones, Corrientes, Formosa y Chaco se caracteriza por tener fuertes influencias del guaraní. Paraguay es el único país hispanoamericano con la mayoría de su población bilingüe. El Español paraguayo no difiere demasiado en su forma escrita del resto del español del Cono Sur.

Español Rioplatense o Español Porteño:

El español rioplatense es una variante del castellano que se usa en los alrededores del Río de la Plata, la provincia argentina de Buenos Aires y Uruguay.

Se diferencia del castellano del resto de Latinoamérica principalmente porque en lugar de decir "tú" se utiliza "vos" (con una deformación verbal en la zona bonaerense), algunas palabras varían su acentuación y las palabras con "elle" suenan como “ye" y en algunas regiones como “sh”.

Conclusiones

Para designar la lengua común de España y de las Repúblicas hispanoamericanas pueden emplearse los nombres de castellano y español. En muchas regiones se usan indistintamente las dos palabras.
Sin embargo, en América y en algunas zonas de España se prefiere la denominación de castellano. Esto se debe, ante todo, a una larga tradición que estuvo apoyada hasta 1925 por la propia Academia Española (pero no olvidemos que el primer diccionario de nuestro idioma, el de Sebastián de Covarrubias, 1611, se titula Tesoro de la lengua castellana o española).
En América se ha unido a ello tal vez un resto de recelo patriótico frente al nombre español, considerando acaso como una manera de sumisión a España, la antigua metrópoli, el reconocimiento explícito de que se sigue hablando su lengua.
En las regiones de España con lengua materna propia, el nombre de castellano parece más adecuado que el de español, porque el catalán, el gallego y el vascuence son también lenguas españolas (aunque no son la lengua española, el español).

Los hispanoamericanos deben recordar que los norteamericanos no se consideran “colonizados! por Inglaterra por decir que ellos hablan inglés.
Los españoles deben recordar el uso universal: en cada país, normalmente, la lengua oficial, sea cual fuere la región del país en la que se haya nacido, ha tomado el nombre de toda la nación: en Rumanía, el rumano; en Alemania, el alemán; en Italia, el italiano; en Francia, el francés ... En estos países existen (como en España) idiomas importantes que no son la lengua común o general.

El empleo del nombre castellano implica una inexactitud: la de suponer que la lengua general o común, no ya de toda España, sino de todas las naciones hispanoamericanas, es patrimonio de una sola región, Castilla. Y esto es falso, pues la lengua castellana hoy no es propiedad de Castilla, sino de todas las regiones y naciones en que es hablada, las cuales, además de tenerla como suya, colaboran todas en su conservación y enriquecimiento.
Lo exacto sería emplear el nombre castellano solamente para designar la lengua que durante la Edad Media fue privativa del reino de Castilla, o las modalidades particulares que presenta el habla de Castilla en los tiempos modernos frente al español general al lado de las otras lenguas españolas (catalán, etc.).

En conclusión, las dos denominaciones, castellano y español son válidas.
La preferencia de cada hablante por uno de los dos término se funda en una tradición arraigada de siglos, y es ingenuo pretender desalojar del uso cualquiera de ellos.
Cada persona puede emplear el que guste; pero debe respetar el derecho a que otros prefieran el otro. En todo caso, téngase en cuenta que, en general, la denominación de español es más exacta que la de castellano.»

Diferencias en el doblaje de series al castellano de España y el castellano de latinoamerica:

friends latino: A PARTIR DEL: 4:27

http://www.youtube.com/watch?v=0FRQXCWG4bw

friends español:

http://www.youtube.com/watch?v=2la5aeCz-M4&feature=related


Simpsons latino:


http://www.youtube.com/watch?v=g3elO41-vfw&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=WBYmw3550Lk&feature=related

Simpsons españoles:


http://www.youtube.com/watch?v=H8aXCTJAQDA&NR=1

http://www.youtube.com/watch?v=gtIVw6AWrs8




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domingo, 15 de marzo de 2009

Neologismos

Un neologismo es una palabra nueva que aparece en una lengua, ya sea procedente de otra lengua o de nueva creación.

Surgen por modas o por la necesidad de encontrar nuevas denominaciones. Sin embargo, hay neologismos innecesarios como los que alargan las palabras o neologismos necesarios como "bonobus" o "seropositivo".

Existen varios tipos de neologismos:
  • Neologismos de forma. Surge una nueva palabra sin elementos anteriores. (Ej. !Ay!)
  • Neologismos de significado. Utilizar una palabra existente con un significado distinto. (Ej. ratón)
  • Extranjerismos. Adopción de palabras.
  • Barbarismos.
No se deben considerar neologismos:
  1. Aumentativos, diminutivos y superlativos, por su gran capacidad para formar palabras.
  2. Adverbios terminados en -mente
  3. Gentilicios a excepción de los compuestos (ej. hispanoalemán)
  4. Siglas y abreviaturas.

Banco de neologismos-Instituto Cervantes

http://cvc.cervantes.es/obref/banco_neologismos/default.htm

Diccionario de neologismos on line
http://obneo.iula.upf.edu/spes/

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martes, 10 de marzo de 2009

Los Acrónimos:


Acrónimo: (del griego κρος akros, 'extremo' y νομα ónoma, 'nombre') Tenemos dos definiciones para este término:

Es, por un lado, el término formado por la unión de elementos de dos o más palabras: teleñeco, de televisión y muñeco; ofimática de oficina e informática docudrama, de documental dramático; Mercosur, de Mercado Común del Sur..

Por otro lado, también se llama acrónimo a la sigla que se pronuncia como una palabra: OTAN, OVNI ,SIDA.

Es muy frecuente que estos últimos, tras una primera fase en que aparecen escritos con mayúsculas por su originaria condición de siglas (OVNI, SIDA), acaben por incorporarse al léxico común del idioma y se escriban con letras minúsculas (ovni, sida), salvo, naturalmente, la inicial cuando se trata de nombres que exigen la escritura de esta letra con mayúscula (Unesco, Unicef).

Los acrónimos suelen omitir para su formación los artículos, las preposiciones y las conjunciones que aparecen en la denominación completa, salvo si son necesarios para facilitar su pronunciación: ACUDE (por Asociación de Consumidores y Usuarios de España), pyme (por pequeña y mediana empresa).

La formación de siglas y acrónimos es un fenómeno muy extendido en países anglosajones, especialmente en ámbitos científico-técnicos. Así, se han incorporado a nuestro idioma numerosas palabras que son, originalmente, siglas o acrónimos ingleses: radar, por ra[dio] d[etecting] a[nd] r[anging]; láser, por l[ight] a[mplification by] s[timulated] e[mission of] r[adiation].

En algunos casos, los acrónimos de origen extranjero se han adaptado o traducido al español: decimos sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), y no aids (acquired immune deficiency syndrome o acquired immunodeficiency syndrome); OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), y no NATO (North Atlantic Treaty Organization)

Una vez incorporados al léxico común, los acrónimos forman el plural siguiendo las reglas generales de su formación en español: ovnis, ucis, radares, transistores.

La mayoría de los acrónimos formados por la unión de elementos de dos o más palabras han adoptado el género masculino, incluso cuando, en la traducción, la palabra núcleo de la expresión extranjera abreviada es femenina. Por el contrario, los acrónimos que se originan a partir de siglas adoptan normalmente el género de la palabra núcleo de la denominación completa: la uci (porque unidad es palabra femenina), el sida (porque síndrome es palabra masculina)

Y todos ellos se leen como se escriben, sin desarrollar los elementos abreviados.

Debemos tener en cuenta que cuando se forma un acrónimo se crea una nueva palabra con un significado específico y particular que no es necesariamente la suma de los significados de las partes, pero que los evoca, ya sea en un sentido literal o figurado.

A veces el acrónimo genera confusión en su significado porque usa partes de términos que ya se usaban independientemente como raíces cultas, por ejemplo "eurocracia", que significa "burocracia europea" y no "poder europeo" como en los términos con "-cracia" ("poder"), por ejemplo autocracia (poder de uno) o democracia (poder del pueblo).

Sitio/recurso web:

www.acronyma.com

Acronyma es un buscador de acrónimos que además cuenta con múltiples opciones de búsqueda y nos facilitará la localización sencilla y rápida éstos.

La búsquedas se pueden realizar tanto por palabras como por acrónimo, y dispone de varios idiomas.


Bibliografía:

DRAE > http://www.rae.es/rae.html

DPD >http://buscon.rae.es/dpdI/

WIKILENGUA > http://www.wikilengua.org


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lunes, 2 de marzo de 2009

Leísmo, laísmo y loísmo.

Una de las alteraciones más palpables que se producen con los usos vulgares del español tiene que ver con el uso de los pronombres Le, La y Lo.


Leísmo

Es el uso impropio de le(s) en función de complemento directo, en lugar de lo (para el masculino singular o neutro), los (para el masculino plural) y la(s) (para el femenino), que son las formas a las que corresponde etimológicamente ejercer esa función

Uso erroneo:

Al caballo le mataron después de la carrera.

Debería decirse:

Al caballo lo mataron después de la carrera.

pues el pronombre átono hace la función de complemento directo.

El uso generalizado del uso de le como complemento directo cuando se refiere a un nombre masculino ha terminado por ser admitido por la Real Academia Española, y el uso ha venido a matizar un tanto la norma anterior.

De esta manera, son correctos:

A Juan lo encontré en la puerta del cine.
A Juan le encontré en la puerta del cine.

Pero no si se refiere a un nombre femenino. Así, sería incorrecto decir:

A Inés le encontré a la puerta del cine.


Laísmo

El laísmo consiste en la utilización de los pronombres átonos la y las en lugar de le y les como complemento indirecto. El hablante, de este modo, se siente en la obligación innecesaria de marcar el género del referente.

Uso incorecto:

A Inés la gusta mucho ir al cine.

Debería decirse, ya que se trata de un complemento indirecto:

A Inés le gusta ir al cine.


Loísmo

Es el uso impropio de lo(s) en función de complemento indirecto masculino (de persona o de cosa) o neutro (cuando el antecedente es un pronombre neutro o toda una oración), en lugar de le(s), que es la forma a la que corresponde etimológicamente ejercer esa función. De los tres fenómenos reseñados, es el que se considera más vulgar.

Uso incorrecto:

A Juan lo ofrecieron trabajo la semana pasada.

Lo correcto sería:

A Juan le ofrecieron trabajo la semana pasada.


Fuente:

  • Diccionario Panhispánico de Dudas /dpd.rae.es/
  • Gómez Torrego, Leonardo. "Hablar y escribir correctamente". Arcos, Madrid. 2006


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domingo, 15 de febrero de 2009

Determinativos delante de sustantivos femeninos que empiezan por "a" o "ha-" tónica:

Cuando un determinativo actualiza a un sustantivo que empieza a- (o ha-) tónica, deben tenerse presentes las siguientes normas:
a) El artículo en singular adopta la forma femenina el y no la más normal la:

-el ave rápida -el aula pequeña -el alma limpia

Esta forma femenina el del articulo, aunque coincide con la forma masculina el (el libro, el látigo), proviene del femenino latino illa que evolucionó a ela y mas tarde a el (con apocope de –a). la segunda procede del masculino latino ille que dio ele y luego el. Hay, por tanto, dos formas el en castellano: la femenina, que hoy se usa solo delante de los sustantivos femeninos que empiezan por a- (o ha-) tónica, y la masculina.
b) También se emplea en estos casos la forma femenina apocopada un, aunque es valida asimismo la forma plena una:

-un (a) ave - un (a) aula
-un (a) hambre - un (a) hacha
c) Por ser formas compuestas de un, también se usan en estos casos algún, ningún y veintiún, aunque son validas asimismo, pero hoy menos frecuentes las formas plenas alguna, ninguna y veintiuna:

- algún (-una) hacha -ningún (-una) arma
- algún (-una) asa - ningún (-una) arca

En plural, tanto el articulo como los indefinidos un, algún y ningún adoptan las formas femeninas normales. Se exceptúa veintiún, que no tiene forma del plural aunque se combine con sustantivos en plural:

- unas ansias - ningunas almas - algunas aulas - veintiún (-una) águilas


Fuente: Gómez Torrego, Leonardo. "Hablar y escribir correctamente". Arcos, Madrid. 2006


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lunes, 9 de febrero de 2009

Clasificación delos nombres por su género: los epicenos

Los epicenos son sustantivos que designan seres sexuados que no marcan gramaticalmente la diferencia de sexo, ni mediante desinencias ni combinaciones con determinantes y/o adjetivos maculinos o femeninos. Se trata de un sustantivo que tiene un solo género (masculino o femenino) y no refleja la diferencia de sexo.
Etimológicamente, epiceno viene viene de la locución griega ἐπίκοινος, que significa "común".
Como hemos dicho, designan a seres sexuados; veamos algunos ejemplos tanto en animales como también en el ser humano:
_ Animales: buitre (macho-hembra); lince (macho-hembra).
_ Humanos: ídolo (hombre-mujer); bebé (hombre- mujer).

En caso de que sea necesario distinguir el sexo, se puede recurrir a un artículo o adjetivo: un/una gorila, o bien a la oposición macho/hembra gorila macho o gorila hembra.

Sin embargo, existen dialectos del castellano ( sobre todo en América) en los que se produce una ruptura con algunos epicenos como el mencionado anteriormente, bebé, ya lo que podemos encontrar como una palabra común al género (el bebé, la primera bebé...).

Fuente: Gómez Torrego, Leonardo. "Hablar y escribir correctamente". Arcos, Madrid. 2006

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lunes, 2 de febrero de 2009

¿Cómo usar y formar los géneros masculino y femenino? ¿Qué es correcto, la médico o la médica?

La amplia gama de clasificaciones de los nombres con respeto al género ( comunes, ambiguos, epicenos..) dan lugar a confusiones y dudas entre los hablantes incluso entre aquellos cuyo contacto con la escritura es constante. La RAE ha realizado modificaciones y ha elaborado explicaciones para intentar normativizar el género gramatical y que su uso sea ampliamente aceptado y reconocido.


En esta caso, queremos centrarnos en aquellos sustantivos referidos a títulos y profesiones acabos en –o Como veremos a continuación la formación de sus femeninos es compleja debido sobretodo al cambio social que ha experimentado en los últimos años la mujer con su incorporación al mundo laboral y profesional. Esta situación ha hecho necesaria la creación de femeninos que anteriormente no se utilizaban debido al papel imperante del hombre en la sociedad, pero hoy en día son ineludibles.

La forma femenina es posible a través de la terminación –a sobretodo en aquellos casos cuya terminación del masculino es –o (pescadero/pescadera, enfermero/enfermera, panadero/panadera...).Este “desdoblamiento desinencial” aparece principalmente a partir de 1992 ya que muchos de estos femeninos se incluyeron en el Diccionario de la RAE.

Al principio se siguió usando el masculino pero más tarde se considerarían a estas palabras como comunes en cuanto al género y se usaría la forma femenina. Por ejemplo, la arquitecto / la arquitecta siendo esta última forma la que hoy debemos de utilizar.

Ante esto último debemos decir que la RAE propone una aclaración según la cual algunas palabras pueden aparecer tanto en su forma masculina como femenina; pero si queremos que desaparezcan ciertas connotaciones negativas hacia algunos sustantivos femeninos, lo mejor será, efectivamente, utilizar la forma femenina.


Existen, sin embargo, algunas excepciones que debemos tener en cuenta. La palabra piloto no cuenta con este desdoblamiento por ello siempre oiremos la piloto y no la pilota. También son excepciones algunas palabras en su forma acortada; así diremos la endocrinóloga pero no diremos la endocrina sino la endocrino.

Otra palabra muy polémica en cuanto al género es la palabra obispo. En este caso, ni la RAE ni el DPD (Diccionario panhispánico de dudas) reconocen el femenino ya que la religión prohíbe el acceso de mujeres a estos cargos y como no existen casos femeninos no es necesaria su utilización.


Por último, en cuanto a profesiones no cualificadas como bombero o mecánico lo correcto es decir la mecánica y no la mecánico ya que la RAE no aplica su advertencia morfológica con estas palabras y es necesario usar el femenino.



*Fuente: Gómez Torrego, Leonardo. “Hablar y escribir correctamente” Vol 2.

Arco Libros. Madrid, 2006.



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" tener algo que decir y decirlo"

El dramaturgo Irlandés Oscar Wilde decía que “no existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo”.Sin embargo, vemos que al comunicarnos con los demás esta tarea se complica y necesitamos muchas más reglas para que nuestros pensamientos e informaciones no se transformen en un caos de palabras ininteligibles.

Muchas son las reglas establecidas pero también son muchas las reglas que no son respetadas. Según el contexto en que nos encontremos nuestras formas de expresión varían y se adaptan al mismo, pero debemos tener presentes algunos aspectos elementales de nuestra lengua. Dudamos constantemente ante algunas palabras y expresiones; por ello, debemos seguir estas pautas básicas (estándar) mediante las cuales nuestros receptores sean capaces de comprender el mensaje.

A través de los siguientes artículos intentaremos despejar algunas de estas dudas que día a día nos abordan e incomodan y pueden hacer que un texto pierda su sentido y armonía.